
Aquí estamos, 14 de Febrero… again.
Es increíble el stress que esta fiesta produce en la gente. Están los que tienen pareja, y que se tienen que cabecear para encontrar “el” regalo perfecto para su media naranja. La tarea se dificulta bastante si el otro siempre le achunta y a uno no se le ocurre nada más original que flores o chocolates.
Están los que tienen pareja, pero como la famosa fecha cae en verano, la media naranja está pasando el día de los enamorados en algún lugar increíble del planeta… solo. El que está de viaje echa de menos, pero no tanto (mal que mal, está de vacaciones) y el pobre que se quedó en Santiago llora cual viudo/a de verano.
Están los solteros no asumidos, que no quieren estar solos pero lo están. Como si la depresión por estar solos no fuera suficiente, tienen a toda la industrial del retail, a la industria de la alimentación y medios de comunicación (para que estamos con cosas, tienen a todo el mundo) en contra, recordándoles que están solos un 14 de Febrero. ¿Vieron que inundación de corazones rojos hay en las tiendas? Eso deprime a cualquiera.
Y están los solteros por elección, que son los que mejor lo pasan (creo yo) porque se ríen de todos los grupos anteriores. Aunque en el fondo, fondo, fondo del corazón, les gustaría ser parte del primer grupo. Pero bien en el fondo.
Yo por mi parte, prometo no hacer lo mismo que el año pasado así que no me voy a acercar al Alto Las Condes a destilar comentarios ácidos. Insisto, el exceso de corazones puede ser perjudicial para el carácter. Este año serán películas y karaoke con mis amigas. Nada mejor que cantar a todo lo que da canciones bien cebollentas!
Es increíble el stress que esta fiesta produce en la gente. Están los que tienen pareja, y que se tienen que cabecear para encontrar “el” regalo perfecto para su media naranja. La tarea se dificulta bastante si el otro siempre le achunta y a uno no se le ocurre nada más original que flores o chocolates.
Están los que tienen pareja, pero como la famosa fecha cae en verano, la media naranja está pasando el día de los enamorados en algún lugar increíble del planeta… solo. El que está de viaje echa de menos, pero no tanto (mal que mal, está de vacaciones) y el pobre que se quedó en Santiago llora cual viudo/a de verano.
Están los solteros no asumidos, que no quieren estar solos pero lo están. Como si la depresión por estar solos no fuera suficiente, tienen a toda la industrial del retail, a la industria de la alimentación y medios de comunicación (para que estamos con cosas, tienen a todo el mundo) en contra, recordándoles que están solos un 14 de Febrero. ¿Vieron que inundación de corazones rojos hay en las tiendas? Eso deprime a cualquiera.
Y están los solteros por elección, que son los que mejor lo pasan (creo yo) porque se ríen de todos los grupos anteriores. Aunque en el fondo, fondo, fondo del corazón, les gustaría ser parte del primer grupo. Pero bien en el fondo.
Yo por mi parte, prometo no hacer lo mismo que el año pasado así que no me voy a acercar al Alto Las Condes a destilar comentarios ácidos. Insisto, el exceso de corazones puede ser perjudicial para el carácter. Este año serán películas y karaoke con mis amigas. Nada mejor que cantar a todo lo que da canciones bien cebollentas!
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