octubre 30, 2007

Viaje a Buenos Aires (19 al 21 de Octubre)

Si, me demoré, lo se. En fin, pero es que es muy difícil escribir en pocas palabras un fin de semana tan lleno de actividades. A ver, tratemos.

El viernes, corrí de la Universidad a mi casa a preparar la maleta ( no estaba hecha, bash! que raro), cambiarme de ropa y partir al aeropuerto. Al final, terminamos llegando (la Jose y yo) antes que el papá y la Dani.

El viaje, “movido”. Lo mas gracioso, eran las caras de la Dani y la Jose mientras yo me reía y trataba de sacar fotos en pleno vuelo tipo coctelera.

Llegamos a Baires y el cachetazo de humedad fue terrible. Nos fuimos al hotel, donde nos esperaban Pedro y la mamá. Después de recuperar mi celular y hablar con mis primas, partimos todos a comer a Puerto Madero. Ahí nos tocó un mozo super “dicharachero”y bueno para la talla. Cuando terminamos de comer (tipo 12 de la noche), nos fuimos a Alvear, porque estaban gran parte de los Uriburu Algorta.

(“tía chocha” mode on)
Se mueren lo lindas, grandes e inteligentes que están mis sobrinitas. Claramente Arnaud va a tener que invertir en una buena escopeta, para espantar a los pretendientes.
(“tía chocha” mode off)

Cansancio había de sobra, pero también actividades, así que con la Jose partimos a la casa de Pío, donde todas las primis de la edad (de la Jose) estaban reunidas en un pre boliche. Clara y yo hacíamos de personas de respeto ; ) Cuando decidieron irse a bailar, yo me fui al hotel y salvo la despertada a las 6:30 con la llamada de la Jose desde la recepción para que le abriera, dormí como tronco.

A la mañana siguiente, partimos temprano comprando los regalos para el casamiento (ollas de nuevo, que original!). Mientras la mamá se iba con la Jose a patear las calles de Santa Fe, nos fuimos con el papá a ver a la tía Tere antes de que se fuera a Martindale y después me bajé en Alvear para llevar los regalos. Habíamos quedado de juntarnos con el papá en Las Heras, así que me fui caminando. ¡Como extrañaba esos momentos de conversación conmigo! La verdad es que extrañaba el barrio y ver las vidrieras y escuchar a la gente…

Llegamos a Las Heras y estaban organizando almuerzo para “los grandes”. Yo, calificaba de chica, porque nos íbamos a ir a almorzar a Romario, pero viendo que toda la jarana estaba ahí, que Segunda nos tiene una paciencia increíble y que estar ahí nos hace acordar a lo mucho que le gustaba a la abuela recibir visitas… nos quedamos. ¿Vieron la multiplicación de los panes y peces? Bueno, acá nos fue mejor: la multiplicación de la milanesa y las empanadas. Fiel a la costumbre, comimos heladitos de Chungo de postre. Y en la sobremesa, cambiamos con Clara nuestro destino de vacaciones: a México los pasajes!
Las fotos, las pueden ver acá y acá (fotos de mi papá).

Fuimos con Polli a Santa Fe a buscar algunos imprescindibles: zapatos, cartera y accesorios (cualquiera diría que en Chile no hay). Santa como la madre, me acompañó a la peluquería, previa pasada a tomar jugo en Cartoon.

Vuelta al hotel, con el tiempo justo para relajarse un poco y arreglarse para el matrimonio. Salimos, como nunca, a la hora y cuando llegamos a la Iglesia de Santo Domingo, todavía estaba la novia anterior adentro. Quise sacar la primera foto y… me había quedado sin baterías. Corrimos con la Jose al hotel (gracias!) mientras un tachero muy buena onda nos esperaba para correr a la iglesia de nuevo.

De la misa, me encantaron un par de cosas. Uno, la cara de Chicho mientras esperaba a Caro en el altar. Casi lloro. Dos, el Ave María cantado por la hermana de Caro.

La fiesta en la Rural, increíble. Con murga y todo. La verdad es que una imagen dice mucho mas que mil palabras (y como ya vamos en casi un millón…), así que si quieren ver como estuvo la fiesta, entren acá y acá (estas son las fotos de mi papá). Llegamos al hotel como a las 7 de la mañana… y había que entregar los cuartos a las 11. Yupi!!!

En vista y considerando que dormir no estaba en las opciones, partimos a almorzar, a tomar helado y a hacer las últimas compritas en Santa Fe. Nos pasaron a buscar para llevarnos al aeropuerto y el vuelo “solo” estaba 1 hora atrasado. Supongo que si para el buen hambre no hay pan duro, para el buen sueño, no hay silla dura…

El viaje de vuelta, mucho mas tranquilo. Llegamos a Santiago reventados, pero felices. Ni les digo lo laaaaargo que se me hizo el lunes.

¿Cuantas palabras? ¿800? Que horror (y eso que abrevié). Si quieren ver las fotos que no son del almuerzo ni del casamiento, entren acá y acá (si, son las de mi papá)

Nos vemos en Córdoba.

No hay comentarios.: