junio 29, 2006

2ª visita a Manhattan - la ciudad del arte

Ayer era el ultimo día de la Teresita y la Eugenia en NY. Es increible, porque a pesar de conocerlas re poco, se que las voy a echar de menos. Debe ser basicamente porque cada año que pasa me identifico mas con la generación de la Jose y menos con la mía (o no Coti?).

Como ya era medio tarde, la Rosita nos llevó a la estación de trenes. Ya les comenté en el post anterior lo buenos que son los buses, la verdad es que los trenes no se quedan atrás. Ambos tienen aire acondicionado (el metro también) y eso se agradece en lugares con tanta humedad como este. Además todo está sumamente limpio. En el caso del tren no pasa, porque hay alguien que te revisa el ticket, pero en el bus, uno echa el valor del viaje en una cajita (precio exacto) y el chofer ni revisa si pusiste o no la cantidad adecuada. Obvio que en Chile no funcionaría un sistema así (y los argentinos, no se rían porque allá tampoco!).

Nos separamos de las niñitas en Grand Central y quedamos de vernos de vuelta en Washington. Con a Cami, nos fuimos al Museo Metropolitano. La Camila fue a buscar unas entradas para unas funciones gratuitas de Macbeth en el teatro De la Corte, pero justo había un evento y no tenían. Mientras, yo la esperaba en los escalones del museo.

Finalmente, la Camila me dijo que almorzáramos en Central Park porque ella había visto a un guitarrista clásico tocando, debajo de un puente (se mueren la acústica) y valía la pena irlo a ver. Era increíble.

Llegamos al Museo para verlo y la verdad es que me di cuenta de que lo mío es la música y no la pintura. El arte moderno no lo entiendo (y eso que traté durante un rato). Igual me llevé un catálogo de las exposiciones para ver si puedo ir otra vez sola a ver algo mas clásico (como mis pintores de las "manchitas").

En la tarde, fuimos al Chinatown. Para los que no lo conozcan, es una versión un poco mejorada de Patronato. Si buscan carteras, joyas, perfumes o poleras, este es el lugar indicado. Ya tengo tu souvenir Franco, espero haberle achuntado a la talla.

Es increible como en esta ciudad, el arte se respira. Cuando volvíamos en el metro, nos bajamos para hacer conexión al Gran Central y había un grupo que tocaba unos botes vacíos de pintura (plásticos). La gente se aglomeraba y el ritmo era tal que en cualquier minuto nos poníamos a bailar!

Volvimos a la casa y me quedé hasta tarde conversando con la Rosita. Ahora entiendo a la Camila! Tiene mil historias, todas entretenidísimas.

Bueno chicos, prometo aplicarme y no dejar pasar tanto tiempo entre post y post...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querida Rosario:
¡Te pusiste al día de golpe! lo cual agradecemos todos, ya que con bastante pena ví como pasaron 48 horas sin tus "posteos". Espero hayan sacado fotos en el 2º paseo a Manhattan; recuerdo que la Camila obtuvo unas fotos preciosas en un viaje anterior.
Hoy después del almuerzo, debí socorrer a Estela que se había quedado con el auto sin batería en "El Parque de los Reyes",(al lado de la estación Mapocho) pues dejó las luces prendidas mientras "cachureaba" en unos anticuarios. Allí se tentó y salió con lo suyo; no alcancé a tomarle ni fotos para enviarte, pero si coincido plenamente que el mobiliario adquirido era de todo gusto y estaba en muy buen estado. Me dijo, que si a su primógénita no le gusta ya le dará otro buen destino. El sábado próximo lo iremos a buscar entonces te mando unas fotos.
Cariños a ambas del
papá.