La casa, increíble. Los invitados, de los más variados. Tuvimos la suerte de que María Inés, la tía Saru y Regina acompañaran a la mamá los primeros días. Se dedicaron a cocinar y comer cuanto bicho marino les llevaban a la casa y a visitar todos los lugares turísticos que encontraron a la mano. Incluso bailaron en el puerto. Si, como lo leen. Estaban estas cuatro respetables señoras caminando por la costanera, cuando escucharon música desde un puestito que vendía cd’s piratas. Se acercaron y no encontraron nada mejor, que entretener a la concurrencia bailando los distintos ritmos que el improvisado DJ les ponía… lo siento chicos, no hay reporte gráfico de la hazaña.
A partir de la segunda quincena, el promedio de edad de la casa bajó considerablemente: la Camila y la Jose invitaron entre las dos, 15 amigas. Los desayunitos temprano y las caminatas por la zona se reemplazaron por tardes adorando al sol y pre carretes hasta las 3 de la mañana.
Y, no se que mas contarles de Santo Domingo. Lo pasamos increíble, el clima estuvo buenísimo durante Febrero y si bien no descansamos tanto, feliz lo repito el próximo año. Solo para que tomen nota.El primer fin de semana de Marzo teníamos que devolver la casa. Convenientemente, ni la Camila ni Pedro estuvieron, así que con la Jose, el papá y la mamá nos tocó trabajar como locos para cerrar la casa. Tuvimos nuestro premio con un paseo a la caleta del puerto de San Antonio, donde nos tocó el mas chanta de todos los guías chanta.
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