julio 15, 2006

Back in Chile

Y volví! Contra todos los pronósticos y a pesar de todas las propuestas que decían que me quedara en USA, volví.

Se que debería haber escrito apenas pusiera una pata en la casa, pero la verdad es que VTR tiene la culpa! ¿Saben lo que es estar todo el fin de semana sin internet? Como dice el burro en Shrek, 'jue horrible!

A ver, a ver... ¿que les cuento? Quedamos en que estaba en el hostel de Boston. Después de publicar el post se sentó en mi mesa una australiana de lo mas amorosa. Para todos los babosos, era parecida a la doctora rubia de Grey's Anatomy... no, no le saqué fotos. Eso es lo divertido de estos viajes, la gente se te instala a conversar y aprendes cosas nuevas, practicas inglés y te das cuenta de que hay todo un mundo afuera de la burbuja en la que vives. Renunció a su trabajo y estaba en Boston para una conferencia de salud pública. Después se iba a tomar unas "vacaciones de la vida" y se iba a NY, Inglaterra y Polonia.

El clima no mejoró en Boston. El jueves estaba lloviendo, así que nos quedamos en el hostel hasta las 3 de la tarde para irnos al aeropuerto. La verdad es que salíamos por turnos con la Camila, para cuidar las maletas.

Se mueren la modernidad del aeropuerto de Boston. No se si se los conté al principio del viaje, pero el aeropuerto tiene varios terminales y depende de que aerolínea tomes cual es el que te corresponde. Llegamos al counter de Delta y nos pidieron que nos pre chequearamos en unas maquinitas de lo mas cute. Como la tecnología y yo no nos levamos demasiado bien, puse un par de caritas y un tipo de Delta hizo todo el trámite. Luego me fui al counter a entregar mis maletas. Como "el muerto" pesaba mucho mas de lo permitido y yo estaba ansiosa/cansada por el viaje, pagué la multa. En chiste, yo les decía que adentro llevaba un novio. El del counter me quedó mirando como si estuviera hablando en serio! Parece que mi humor es demasiado complicado para los gringos.

Como la Camila había hecho cambio de fecha, no pudo usar las maquinitas y tuvo que hacer una fila enorme. Una vez que llegó su turno y después de retarme por haber pagado la multa, le dijeron que ella tenía que pagar una multa porque llevaba 3 maletas por carga y solo podían ser 2. La Cami, de ahorradora que es, decidió achicar uno de los bolsos para pasarlo como de mano. Obvio que cuando le tocó el turno de nuevo en la fila, ya no se podía subir al avión. Por suerte hay aviones cada 1 hora a Atlanta y según la niña del counter iba a llegar a la conexión. En fin, corrí para pasar por los mil y un detectores que tienen los gringos para ver que no lleves nada que no corresponde y terminé corriendo sin zapatillas por el aeropuerto. Todo un espectáculo.

Por suerte en el avión conocí a 4 personas super simpáticas que hicieron que se me olvidara que estaba viajando sola: un matrimonio de unos cuarenta y algo, un gallo con raíces italianas y que nos mostraba mil fotos de su ahijado y una colorina que parecía sacada de Sex & the city.

Llegué a Atlanta como a las 9 de la noche, así que tenía 1 hora para atravesar todo el aeropuerto (desde el Terminal A al E) y hacer policía internacional. Esta vez no me las di de deportista y tomé el famoso metro… creo que me demoré 5 minutos. Casi corriendo, llegué a la sala de espera para el vuelo y sin haber pasado por ningún tipo de autoridad del famoso Homeland Security… claramente me había saltado algo. Me fui a Informaciones y un señor me dijo que ahora había que pasar por otra maquinita cute, que te sacaban un par de fotos y quedabas lista! O sea, que a los gringos les preocupa cuando llegas al país y te interrogan de lo lindo, a la salida puedes hacer lo que quieras (de hecho nadie revisa que tengas el comprobante de haber pasado por la maquinita). El tema es que igual me sobraba un papelito: la colilla del formulario que completé en la entrada. Al final, en el counter de Delta me dijeron que ellos lo recibían. Bastante poco profesional el tema.

Faltaban 5 minutos para que el vuelo saliera y la Camila no aparecía. Cuando ya estaba por llamar a Chile para avisar que viajaba sola, apareció la Camila que acababa de llegar. Nos subimos al avión, yo me mandé las famosas pastillitas para dormir que compré en Boston y no supe de mi existencia hasta las 7 de la mañana del día siguiente. Que placer!!!

Llegamos a Santiago y las maletas de la Camila no aparecían. Obvio, como llegó muy sobre la hora al vuelo a Chile, no alcanzaron a cambiar las maletas de avión. Ella se quedó haciendo el reclamo, mientras yo salía para explicarles a Pedro y al papá el problema. Mientras pensaba que miércoles hacía para que los del SAG no me hicieran abrir el muerto, un gallo (de los típicos que te cargan las maletas) me dijo que no me preocupara, que me iba a ayudar pero que esperaba que fuera generosa con la propina. O sea, vil coima. Yo medio me hice la que no entendía, pero la cosa es que no me revisaron nada de lo que traía. En cambio, el papá tuvo que pagar por la internación del notebook.

Por fin en la casa, el tema era deshacer maletas, poner a lavar todo y conversar con la Jose que, según sus propias palabras, “estaba chata de ser hija única”.

Bueno, lo que pasó o no pasó el fin de semana, quedará para otra vez. La verdad es que vengo descansadita y con hartas pilas (espero que me duren). Hay mil cosas mas para contar pero la maldita conexión se ha caído mil veces borrando la mitad de los cuentos…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Rosario, recién lo veo, y veo que la pasaste espectacular...aunque ya me contaste de la lluvia de Boston, ja. ja.

Que bueno y que linda experiencia que quedará por siempre en tus recuerdos...

Me alegra que estés de vuelta...
un gran beso,

jfm

Anónimo dijo...

Rosario:
Ojalá que aunque hayas regresado a tu casa, de lo que realmente me alegro, no dejes de hacer tus escritos para este blog, del cual todos hemos disfrutado muchisimo.
cariños
papá.