Y es que no conozco a nadie que esté contento con las fotos de los documentos oficiales. Que si sales con bolsas en los ojos, con ojeras, con el pelo indomable, con un grano indiscreto que justo decidió aparecer ese día, con arrugas… en fin.
La foto de mi carnet de identidad es de la época de la universidad en la que usaba el pelo por el hombro, lacio y englobado (si, englobado) y como ya se les había ocurrido la genial idea de que venciera a los decenios, me va a acompañar por 1 año y medio mas.
Para la del pasaporte, me produje. Venía de Córdoba y me tomé el día libre. Aprovechando que es en colores, me puse un sweater morado, unos aros a juego y me dejé el pelo al viento. Craso error, el pelo se volvió inmanejable en la espera y el morado de mi vestimenta combina a la perfección con el fucsia de mi cara.
Con la que me fui al chancho, es con la de la visa a Estados Unidos. Todos los que han viajado para allá, saben lo complicados que son en Homeland Security y los mil y un papelitos que te piden para poder sacar la visa. Entre todos los papeles, está la foto de 5 x 5, que tiene cumplir los siguientes requisitos: 1) ser blanco y negro o color (fondo blanco o marfil) y 2)la cabeza tiene que medir desde la punta del pelo hasta el borde del mentón entre 3 y 3,5 cms. Fácil. El tema es que se me pasaban los días y estaba casi a las justas con las fechas, así que así como estaba, partí a sacar la foto. Era invierno (o sea que mi cara estaba de un blanco idem), tenía como 5 granos en la cara que decidieron aparecer, el pelo “no-limpio” agarrado en un moño y con ojeras. Se las escanearía, pero romperíamos el encanto. Lo bueno de tener una foto tan mala en la visa, hace que en vivo y en directo, uno se vea hecha una diosa a pesar de las 10 horas de vuelo que hay hasta allá.
Lo que nunca me había pasado, es lo que le pasó a una amiga mía. Se fue a sacar el pasaporte y después de hacer varios intentos, optaron por ponerle un cartelito a los documentos: “Imposible mejor foto”. Terrible, no?