Cuando me despedí de todos en el campo, les dije que no nos veríamos hasta Octubre... para que vean que "uno propone pero Dios dispone", me salió un viajecito de fin de semana a Buenos Aires. Ganas nunca me faltan, pero es que ahora la excusa era buenísima: se casaba una compañera del colegio. Como para darme el empujoncito final, me di cuenta que ese mismo fin de semana iba a estar de cumpleaños Agustina (¡8 añitos!). Así que nada, saqué pasajes, pedí medio día el viernes 4 y partí.
Agus soplando las velitas en el asado que hicimos el viernes en la noche
¿Alguna vez les conté lo mucho que odio andar en avión? Supongo que si, para el viaje a USA hace casi un año. Bueno, por norma general, no duermo la noche antes de salir de viaje, pero si el viaje es en avión, la probabilidad sube automaticamente al 100%. Leer que
el radar de Ezeiza no funcionaba, no ayudó mucho. Bueno, dejando mis aprehensiones de lado, me fui al aeropuerto con mi mejor cara.
El viaje fue tranquilo y de hecho aproveché de dormir un poco. Una vez que estuve en Ezeiza, fue como volver a casa... claro que una casa mas húmeda, nublada y calurosa. Era viernes, estaba lloviendo y era el horario de salida de los trabajos: la receta para un taco infernal. Pero por ahí dicen "sarna con gusto no pica" y tienen toda la razón.
Llegué a Alvear y ahí estaban Coteco y Lu con Juanita. ¡Que niñita mas linda y mas bien portada! Juntas, fuimos al super y después a la casa nueva de Cande... que ya no es tan nueva, porque se cambió hace casi 2 años, pero como yo no iba a BA desde antes de entrar a KC, para mi si lo era.
Ver a mis sobrinitas, valieron la pena el taco, el sueño, el viaje en avión y mucho mas. Que increíble como unos seres tan chiquititos sean capaces de alegrarme la vida sólo con un abrazo... La casa es preciosa. Lejos, terriblemente lejos, pero preciosa. Arnaud nos esperaba con las brasas listas para el asado y llegaron José, Cupete con Paula y Chiquita, Benja y Chico con Caro. Lo pasamos increible. Ahí supe que José había leído este blog. Casi lloro de la emoción!
El sábado había que levantarse temprano... y como allá es una hora más.... en fin, ya podré dormir en otra ocasión. Me fui caminando y salvo uno que otro cambio, la ciudad está igual. Iba derechito a Santa Fe, hasta que no aguanté la tentación de ver como había quedado Las Heras... así que me mandé y toqué el timbre. Por suerte estaba Polli y me hizo el tour. Está increíble. Dice Segunda que le faltan mil detalles, pero son solo eso: detalles. Me encanta ver que la casa que era de mis abuelos, siga en la familia y que ahora se vea tan luminosa, llena de risas y con vida. Llegaron Segunda y Upa, así que me quedé a almorzar... ¿cómo decirles que no si hace mas de un año que no los veía?.
Después de almorzar, Polli me acompañó toda la tarde en mis "trámites": algunas compras y la peluquería. Cuando me terminaron de armar los rulos, me avisó que Segunda me quería pintar, así que partimos de vuelta a Las Heras. Ahora se que sienten Su Gimenez y Chechi Boloco... me sentía una estrella de tv. Al final, era imposible no ir a buscar el vestido a Alvear y sacar las típicas fotos en la escalera de mármol... ay si esas escaleras hablaran!
Segunda es multifacética: me pinta y habla por movicom al mismo tiempo
El después La misa del casamiento fue en el Pilar. La Vale se veía preciosa, igual que la Anita y la tía Ana María. Me encontré con un montón de compañeras de curso que no veía desde el asado a fines del año pasado. Muy entretenido. Por suerte no estaba lloviendo, así que pude darme el gusto de caminar por la avenida hecha una diosa (gustos de diva, vió?). El hotel Alvear es... el hotel Alvear. Cualquier calificativo que use, se queda chico, así que para que intentarlo. Ahí conocí a la gente que trabaja con Arnaud y las señoras, que eran todas super amorosas. Había una que hablaba muy gracioso (seguro que todos decían eso, pero de mi), le decían Flor y venía de Corrientes.
La fiesta, como casi todos los matrimonios en Argentina, aunque parece que los invitados chilenos no entendían mucho el concepto de "ronda" que es tan típico allá. Igual lo pasamos increíble, la música buenísima y el cotillón super original. Nos fuimos con Cande y Arnaud como a las 5:30... con la diferencia que yo solo cruzaba la avenida y ya estaba en el depto.
El domingo me costó, pero me levanté como a las 12. Me fuí a Las Heras a devolver la carterita que me habían prestado y Polli de nuevo me acompañó. Aplanamos la city! Caminamos hasta Santa Fe y desde ahí a la Avenida Florida. Se nota que es calle para turistas. Me quedo mil veces con Santa Fe. Cuando ya tenía sobredosis de tiendas y se nos habían acabado las librerías (iba con un libro en encargo), volvimos a Las Heras. Al rato llegaron Magda, Pía y Clarita, Vero hizo un stop en su estudio, así que nos dedicamos a la charla express antes de misa.
La despedida con Cande a la salida de Alvear En la noche, fuimos con Coteco a comer al Patio Bullrich. Ahí se nos unieron mi mamá con sus amigas y Sara que iba mas tarde al cine con Javier. Cosa rara, no estaba tan lleno como otras veces. Después de la comida, volvimos al departamento e hice mi maleta. Solo dormí una hora antes de que llegara el remise. Dormí otra hora en el avión y antes de las 9 de la mañana, estaba en la oficina.
Por fin me encontré con mi almohada como a las 6:45 de la tarde y dormí de corrido hasta las 6:30 del día siguiente... pero es que tenía que aprovechar. Solo eran un poco mas de 60 horas en BA y había que sacarle el jugo.
En teoría, no vuelvo para allá hasta Octubre... pero quien sabe. A lo mejor me da por extrañar y me pego otra arancadita antes. Solo me falta una excusa.